domingo, 10 de abril de 2011

Margo, el genio cabrón II

Clarita Espagueti era gorda. Ciertas personas admiten discusión al respecto, pero ese no era su caso: los niños le llamaban “Ombligo Infinito”; las ancianas en lugar de decir: “qué guapa” decían “qué guapas”; y el dicho: “si Mahoma no va a la montaña, Clarita vendrá y se los comerá a todos” era de los más populares.
Un día, Clarita volvía a casa tras comer un espárrago en “Mc Insipidonald´s” (la pobrecita llevaba meses en dieta sin resultado) cuando encontró una lámpara entre los arbustos. Su anatomía pícnica estimulaba la secreción de sus glándulas sebáceas (que sudaba, vaya) así que con ella se secó la frente. Inmediatamente, de su interior salió Margo, el genio cabrón.
- Saludos, ama: mi nombre es Margo y le concederé un deseo por haberme liberado.
A sus 16 años, Clarita había tenido tiempo para echar cuentas, y no desvelaremos el actual, pero de su peso ideal distaba por unos 30 kg.
- Deseo perder 30 kg en dos semanas, de una manera tal que a nadie extrañe.- dijo la chica, que no era tonta y no quería llamar la atención ni preocupar a su familia.
Margo asintió, dio un par de palmadas y, como por arte de magia, desapareció.
A la mañana siguiente, Clarita despertó contenta y fue a la báscula.
- ...mi peso de siempre. Bueno, aún hay tiempo.
Aquel día, se saltó su dieta, plenamente confiada en los poderes del genio.
Un día después, repitió la operación.
- ...uy. He engordado- pensó, viendo el resultado-. Además, dije: 30 kg menos. De nada sirven si engordo. Creo que hoy haré footing.
Por el camino, los niños la insultaban y los perros le miraban las chichas con ganas.
- Aprovechad, bestias, que en breve seré una chica nueva...
Entonces, empezó a llover.
- Mejor para mí. Menos gente cerca.
Cayó un rayo.
- Genial. Le ha dado a ese árbol cercano.
El tronco se precipitó.
- Ayayayayay...

Clarita despertó en el hospital. Un doctor la miraba con cara paternalista.
- Doctor... ¿qué ha pasado?
- Señorita Espagueti, no me andaré con rodeos: le cayó un árbol en las piernas y se las destrozó por completo. Tuvimos que amputar.
La chica levantó la sábana. Dos muñoncitos le saludaron.
Entristecida, Clarita lloró desconsolada. Mas de inmediato paró: aún una mala noticia le aguardaba.
- Doctor... ¿cuánto pesaba cada una?
- Unos 8 kg. En total 16.
Clarita tragó saliva.
12 días, 14 kg y un sinfín de apéndices por perder. Brazo, lengua, piel o cara, ¿qué parte del cuerpo le faltará mañana?

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