miércoles, 8 de junio de 2011

Un buen linfollón

Buenas tardes. Me llamo Henry, y esta es mi historia:
Al principio, yo era feliz. Durante mi tierna infancia como linfocito pro-T, todo era jolgorio y expansión clonal. Hasta que un día, todo cambió. Mis padres, orgullosa estirpe linfoide Tc, empezaron a notar cambios en mí: que si me distanciaba, que si era antisocial, que si no bebía suficiente IL-2, que si expresaba CD4... Hasta que al final, sucedió lo inevitable: maduré y me convertí en un linfocito T h2.
-¿Qué hemos hecho mal?- se quejaban mis células madre hematopoyéticas. Pero ya era tarde.
Pasé las pruebas de selección positiva con nota, y las de selección negativa con un 5 raspado (me encantan las secreciones del bazo), pero finalmente ingresé en la academia Timoty. Una vez allí, las cosas no fueron nada fáciles, pues me encontré con más de lo mismo: los brutos de las células Tc siempre se metían con las indefensas Th. Aún recuerdo el día de mis novatadas: un grupo de Tc nos acorraló en la corteza mientras nos acribillaban con ligandos.
-¡Os estáis pasando!- grité para defenderme, justo antes de que uno de ellos me acertara con un Fas-l en la cara.
-¡FAS, en toda la boca!- rieron ellas.
Hasta las células Th1 abusaban de nosotros avisando a los macrófagos. Un día nos llenaron la cama de secreciones lipofóbicas y toda la sección tuvo que dormir en el pasillo.
Sí, realmente fue una etapa traumática y, pienso que no habría sido capaz de superarla de no haber contado con el apoyo de Harold, mi mejor amigo, el cual estaba en mi misma situación.
-Oye, ¿sabes ya a qué antígeno eres afín?- recuerdo solía preguntarle.
-No. Ya se verá. ¿Nos echamos un rolling?
-¿Qué dices? Eso es de neutrófilos...
-¿Vas a hacer siempre lo que las quimiocinormas digan?
-Te vas a enterar...¡Rolling!
TIRORIRORIRORIRORÍN.
Realmente, Harold me dio mucha confianza en mí mismo...Una noche, los dos estábamos dándonos un garbeo por los suburbios de vénulas de endotelio alto, cuando nos encontramos con ella: era esbelta, morena e isotónica.
-Tío Harold, mira ese linfocito B... ¡menudo MHC IIazo tiene!
-¿Por qué no vas a decirle algo?
-¿Yo? ¿Estás loco? Sólo hay una posibilidad entre 10 elevado a 6 de que...
-Si no lo intentas, no encontrarás tu receptor de antígeno ideal nunca. ¿Quieres ser eternamente naivirgen?
Antes, el Doctor Carrol ( DC entre nosotros) me había explicado que me veía cara de afinidad por la lepra lepromatosa, pero yo no se lo había contado a nadie. Me daba vergüenza.
Al final, hice caso a mi amigo y fui a decirle algo a aquel linfocito B.
-Hola guapa, ¿cómo te llamas?
La célula me chequeó de arriba abajo.
-Piérdete...
- ¡Lepra lepromatosa!- dije, sin pensar.
Entonces, su expresión cambió.
-...soy Bella.
-Hola Bella. Yo me llamo Henry. Te invito a un trago. ¡Camarero! Dos vasos de interleucina 5...
Y desde aquel momento, algo pasó. Teníamos filling, nos entendíamos a la perfección, había química... Estuvimos hablando toda la noche, menos un momento en que la dejé con Harold, pues tuve que ir al baño para exocitar unos deshechos. Todo iba bien, y al final acabamos en mi residencia. La noche perfecta...
A la semana, me enteré de que Bella iba a secretar inmunoglobulinas. Yo estaba tan ilusionado como lo estaría un padre primerizo, así que fui a verla de inmediato. Mas cual fue mi sorpresa y mi decepción cuando llegué.
-Pero... cariño, estas cadenas pesadas son gamma... ¡y yo te estimulé para IgA!
-Ya pero... ¿recuerdas cuando me dejaste a solas con Harold? Pues pasó algo: hubo miradas, él me lanzó interferones y...
-¡Nooooo!”

-...y eso es todo, doctor. Dígame, ¿qué hago? Ya no tengo fuerzas para seguir, ni humor... no me considero inmunocompetente.
-Bien, veamos Henry. No se tome a mal lo que le voy a decir. Es sólo una sugerencia pero... ¿ha pensado usted en la apoptosis?
-...¿no hablará en serio, doctor NK?
- Piénselo. Hay muchas células que lo practican...
Henry miró al linfocito natural killer con furia.
- ...¿no?
- Doctor, hemos terminado.
- Perforíneme el atrevimiento...
- No pasa nada. Gracias.
- Granzimas a usted.
- ...
Henry salió de la consulta y pseudocaminó a solas por los tejidos linfoides. Estaba harto, cansado, hasta la mismísima linfopoyesis... Bien pensado, la proposición del doctor NK no era tan descabellada. El linfocito se escondió en un rincón alejado y, cuando nadie miraba, se colgó de sus caspasas. Al instante, 3 macrófagos se abalanzaron sobre sus restos y no quedó nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario